Llamaron mi atención esos ojos almendrados que de alguna manera reflejaban sapiencia, a pesar de lucir tan joven. Lo miré por un instante y sentí cierta curiosidad... y sí, un increíble e indescriptible encanto hacia él. Con André, no esperaba hallar un mundo de emociones de la mano de su historia. Descubrí lo dolorosas que pueden ser las pérdidas pero que nunca son eternas si el recuerdo es constante, y que no te puedes marchar sin un adiós, porque antes de partir siempre hay algo que decir...